PROGRESS OVERVIEW
El cambio climático puede afectar la producción agrícola y, por lo tanto la provisión de alimentos. De igual manera, algunos sistemas de producción agrícola causan altas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Esto NO quiere decir que otros sistemas ayuden a construir resiliencia comunitaria y permitir a los agricultores y comunidades locales adaptarse al cambio climático. Algunas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por su sigla en inglés) mencionan solamente la agricultura en el contexto de la mitigación. Sin embargo, muchas otras señalan la importancia de los enfoques de adaptación y el financiamiento para la agricultura. Esta página provee ideas y guías para analizar las NDC comunitariamente y lograr un enfoque de “ambición alta” para la agricultura adaptada a la crisis climática.
Sistemas alimentarios
La agricultura industrial genera grandes emisiones de gases efecto invernadero (GEI) y causa degradación del suelo y contaminación del agua debido al uso intensivo de insumos sintéticos (fertilizantes y pesticidas). La agricultura representa una cuarta parte de las emisiones globales de GEI; si sumamos todos los sistemas alimentarios, la cifra aumenta hasta el 37 %.
El uso de recursos agrícolas hacia la producción orientada a la exportación como la carne de res, soya, café y palma de aceite son los principales motores de deforestación a nivel mundial. Lo particular de estos sectores es que también emiten metano y óxido nitroso, gases que tienen un potencial de calentamiento global de 25 y 298 veces más amplio que el dióxido de carbono cuando se compara sobre un horizonte de tiempo de 100 años, e incluso mayor en el corto plazo. Por tanto, reducir las emisiones de metano (NH4) y óxido nitroso (N2O) son importantes para la mitigación.
Un nuevo informe (en inglés) sobre la reducción de las emisiones derivadas del cambio del sistema alimentario “Mejorando las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) para los sistemas alimentarios”, identifica 16 pasos que se pueden tomar a nivel nacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción de alimentos. El informe señala que “ningún plan climático nacional actual discute explícitamente dietas más sostenibles”. Otra publicación útil es el análisis de 2018 de CIDSE sobre cómo los sistemas alimentarios y energéticos cambian mucho para llegar a las vías de 1,5 grados:
La Coalición Global por los Bosques, socio de CLARA, ha publicado un informe sobre los “Impactos de las plantaciones de monocultivos de árboles en las mujeres y resistencia liderada por mujeres contra los monocultivos”.
También ha documentado cómo “El financiamiento climático para la bioenergía y las plantaciones de árboles alimenta conflictos con las comunidades de Brasil” (en inglés).
- Global Forest Coalition: Impactos de las plantaciones de monocultivos de árboles en las mujeres y resistencia liderada por mujeres contra los monocultivos
- Global Forest Coalition: El financiamiento climático para la bioenergía y las plantaciones de árboles alimenta conflictos con las comunidades de Brasil
Este artículo publicado en la revista de Agroecología de la Universidad de Murcia exponen las diversas contribuciones que tiene la agricultura ecológica en comparación con la agricultura industrial en materia de mitigación del cambio climático, puesto que la primera es una agricultura que reduce las emisiones de CO2, el gasto energético y mantiene la fertilidad de los suelos.
Este documento de la CEPAL es un compendio de diferentes ponencias sobre adaptación y mitigación del cambio climático en el sector de la agricultura realizadas por expertos de diferentes partes del mundo que participaron en el seminario regional de “Agricultura y cambio climático: instituciones políticas e innovación” realizada en santiago de chile en el 2010.
Consumo y dieta
Las consecuencias climáticas de los sistemas alimentarios mundiales no pueden separarse de un examen del consumo y los hábitos alimentarios. Una ambición alta en las NDC para muchos países debería incluir análisis de los hábitos alimentarios nacionales, en particular, el consumo de carne y otros productos derivados de la ganadería. Esto sin llegar a afectar la dieta de las personas en situación de pobreza o bajos recursos.
Además de la consideración de la mitigación, la adaptación, es decir, una transición hacia prácticas ganaderas que desarrollen la resiliencia agrícola y fortalezcan las comunidades rurales, es un componente crucial en una solución climática global.
Así, debe preguntarse: ¿la NDC de su país incluye información acerca de cambios propuestos en la producción de productos básicos orientados a la exportación que son responsables de la deforestación, o sugiere cambios en las prácticas de producción ganadera?
Agricultura industrial y ganadería
La ganadería utiliza cerca del 70 % de la tierra agrícola global, a través de la producción de piensos y forrajes (Van Zanten et al., 2018), con cerca del 20 % de la superficie terrestre mundial dedicada al pastoreo de ganado, según una estimación (Henderson et al., 2015). Un estudio ha demostrado que las 20 compañías más grandes de producción de carne y lácteos producen más gases efecto invernadero GEI que Alemania. Si se mantienen los niveles actuales de producción de carne y lácteos, mientras que otras emisiones globales se reducen lo suficiente como para mantener la meta de 1,5 °C, para el año 2050 la producción de carne y lácteos representaría el 81 % de todas las emisiones de GEI. Estos niveles tan altos de emisiones dejan en claro que los países con un consumo excesivo de carne y lácteos pueden reducir sus emisiones al reducir el consumo per cápita de estos productos. “Muchas personas en países desarrollados (y algunas en países en desarrollo) comen más de lo que necesitan y, a veces, mucho más de lo que es saludable. Esto podría entenderse como una forma de desechos alimentarios (o más exactamente, un desperdicio de alimentos). En algunos casos, el consumo excede los requisitos de una persona sana hasta el punto de causar daño. Los desechos alimentarios por consumo excesivo puede ser mayor que el desperdicio de alimentos por parte del consumidor que no se consumen” (Alexander et al., 2017)
Una transición hacia prácticas ganaderas que desarrolle la resiliencia agrícola y fortalezcan las comunidades rurales es un componente crucial para una solución climática global. Pregúntese: ¿su NDC incluye información sobre los cambios propuestos en la producción de productos básicos orientados a la exportación que son responsables de la deforestación, o cambios sugeridos en las prácticas de producción ganadera?
De acuerdo con información generada por el centro de los Objetivos para el Desarrollo sostenible de América Latina “La ganadería extensiva explica la mayoría de la deforestación en américa latina”.
Este es un Informe realizado por Amigos de la Tierra en colaboración con BC3 en el que se da un panorama general de la relación entre la ganadería y cambio climático, así como se abordan diferentes soluciones en torno a los modelos de producción y consumo de carne desde una perspectiva de la agroecología y la soberanía alimentaria.
Otro documento importante es este informe desarrollado por la FAO. Este expone un panorama global de las emisiones de gases de efecto invernadero GEI producidas por la industria ganadera, a la vez que se identifican opciones para la reducción de emisiones soportadas en el potencial de mitigación de diferentes tecnologías.
Consumo excesivo y desperdicio
El consumo excesivo debe considerarse una prioridad climática porque las emisiones producidas por la producción de los alimentos consumidos más allá de lo necesario para la seguridad alimentaria y la salud son recursos desperdiciados. Por lo tanto, la reducción del consumo excesivo presenta una oportunidad para reducir las emisiones. De hecho, poner fin al consumo excesivo de alimentos podría reducir las emisiones globales de GEI en un 11 %.
Casi mil millones de personas pasan hambre todos los días. Sin embargo, alrededor del 30 % de todos los alimentos producidos se desperdicia o se pierde. Algunas estimaciones sitúan esa cifra en cerca del 50 %. Cultivar alimentos que se desperdician genera emisiones y ningún beneficio nutricional. Reducir el desperdicio de alimentos significaría que más personas podrían alimentarse con menos producción, reduciendo las emisiones de GEI de la agricultura y potencialmente liberando tierras para los ecosistemas.
El aumento del almacenamiento en cadenas de frío, la mejora de las técnicas y la infraestructura de almacenamiento, el envasado para mejorar la “vida útil” y la inversión en sistemas de transporte más eficientes pueden contribuir a reducir las pérdidas de alimentos antes del consumo. Estas intervenciones tienen sus propios costos en términos de emisiones, pero, en general, los beneficios de evitar la pérdida de alimentos superan las emisiones asociadas con las mejoras del sistema. Se necesitarían diferentes intervenciones en los países desarrollados, donde el desperdicio de alimentos ocurre a nivel de consumidores y minoristas. Varios científicos han estimado que reducir el desperdicio de alimentos a la mitad tendría importantes beneficios climáticos: hasta 500 millones de toneladas de emisiones reducidas al año.
- NG- Investigacion y Ciencia: Alimentación y efecto invernadero
- Cambio de rumbo 1,5 °C Caminos hacia un futuro acorde al clima
Este informe es realizado por el Grupo de Alto Nivel de Expertos en seguridad alimentaria y nutrición. Acá se analizan las pérdidas y el desperdicio de alimentos a nivel global desde tres principales perspectivas: la sistémica,que incluye las dimensiones ambientales, sociales y económicas; la perspectiva de la seguridad alimentaria y la perspectiva de la nutrición.
Esta documento está basado en estudios realizados por el instituto sueco de Alimentos y Biotecnología (SIK) a petición de la FAO en el marco del congreso internacional “Save Food” celebrado en mayo 2011 cuyo objetivo fue sensibilizar sobre las pérdidas y el desperdicio de alimentos en el mundo, y sobre su impacto en la pobreza y el hambre a nivel mundial, así como en el cambio climático y en la utilización de recursos naturales.
Agroecología
La función principal de la agroecología es garantizar la seguridad alimentaria al reubicar la producción, estimular los sistemas alimentarios locales y reducir las emisiones asociadas con el transporte de cultivos a larga distancia. La agroecología tiene niveles mucho más bajos de emisiones de GEI debido al uso mínimo de insumos externos.
Biovisión, miembro de CLARA, en colaboración con la FAO, analizó el potencial transformador de la agroecología para generar resiliencia. Biovision revisó cientos de artículos sobre agroecología y cambio climático aquí.
Nuestros aliados de GFC ayudan a desmontar el mito de que la agricultura industrial a gran escala está alimentando al mundo y de que es compatible con otras formas más sostenibles y equitativas de producción de alimentos. Mira el documento de análisis con base en estudios de caso acá
CIDSE, miembro de CLARA, compiló los principios de la agroecología que “apoyan la resiliencia y la adaptación al cambio climático”:
Este documento realizado por Ecologistas en acción se centra en la agroecología como una alternativa agroalimentaria que tiene la capacidad reducir los gases de efecto invernadero, al mismo tiempo que favorece el almacenamiento de carbono en los suelos y es una fuente de alimentos sanos y nutritivos.
Adicionalmente, en este artículo Miguel Altieri y Clara Nicholls definen un marco conceptual y metodológico para descifrar principios y mecanismos claves que explican la resiliencia de los sistemas agroecológicos,para que estos puedan ser transmitidos a otros agricultores en cada región.
Finalmente, a modo de ejemplos, este documento de REDAGRES, CYTED y SOCLA presenta diferentes sistematizaciones de experiencias y prácticas socioecológicas que dan cuenta de cómo las comunidades rurales y sus sistemas productivos resisten y se recuperan a fenómenos extremos asociados al cambio climático.
Emisiones por el uso de fertilizantes
El óxido nitroso es un gas de efecto invernadero muy poderoso. La agricultura es la mayor fuente de emisiones de óxido nitroso. Las emisiones provienen principalmente de la aplicación de fertilizantes nitrogenados a los cultivos como nitrógeno sintético o estiércol, de la absorción incompleta de ese nitrógeno y de la conversión de parte del exceso de nitrógeno reactivo en óxido nitroso. Los enfoques agroecológicos enfatizan en el reciclaje de nutrientes dentro de los sistemas agrícolas, en lugar de agregar nitrógeno sintético exógeno. Reciclar los nutrientes y asegurar que las fuentes de nitrógeno se apliquen cuando las plantas más lo necesitan puede reducir sustancialmente las emisiones totales de óxido nitroso. Además, a medida que se reducen las emisiones de óxido nitroso, estos enfoques también crean resiliencia general en los sistemas agrícolas al mejorar la salud y la fertilidad del suelo, aumentar el potencial de retención de agua del suelo y aumentar la diversidad de la microflora y la fauna.
En promedio, alrededor del 50 % del nitrógeno aplicado a los suelos no es absorbido por los cultivos (Bodirsky et al., 2012; Davidson and Kanter, 2014; Erisman et al., 2008). Las relaciones no lineales entre las tasas de aplicación y la absorción significan que las tasas más altas de uso de nitrógeno sintético dan como resultado un exceso de nitrógeno en el medio ambiente (Davidson and Kanter, 2014; Mueller et al., 2014; Shcherbak et al., 2014). Las emisiones antropogénicas netas de óxido nitroso son actualmente de aproximadamente 5,3 Tg N2O-N / año. De no transformarse este escenario, se predicen casi una duplicación de las emisiones antropogénicas de óxido nitroso para 2050, a 9,7 Tg N2O-N (Davidson and Kanter, 2014).
Reducir el nitrógeno en el medio ambiente y las emisiones de óxido nitroso asociadas requiere aminorar las cantidades de nitrógeno aplicadas o aumentar la eficiencia con la que las plantas absorben el nitrógeno. Las estrategias convencionales que se proponen para reducir las emisiones se basan en aumentar la eficiencia del uso del nitrógeno a través de las cuatro C: fuente Correcta, a la tasa Correcta, en el momento Correcto, en el lugar Correcto (Mueller et al., 2014; Zhang et al., 2015). Varios autores señalan que el uso de nitrógeno podría reducirse a la mitad en sistemas agrícolas intensivos con poco impacto en la productividad (Chen et al., 2011; Mueller et al., 2014; Muller et al., 2017; Zhang et al., 2015).
Las estrategias basadas en la agroecología pueden conducir a un uso mucho más eficiente del nitrógeno y, por tanto, a reducciones significativas de las emisiones. La agroecología no solo puede reducir, sino reemplazar por completo el uso de fertilizantes sintéticos. Esto evita las emisiones y el uso de energía asociados con la producción y distribución de fertilizantes sintéticos. Debido a las importantes emisiones asociadas con la producción de fertilizantes (pero que se contabilizan en los capítulos de energía de los inventarios de gases de efecto invernadero), existe un potencial de mitigación adicional sustancial de la conversión a sistemas de producción agroecológicos que minimizan la intensidad del uso de fertilizantes sintéticos o que no dependen en absoluto del uso de fertilizantes nitrogenados sintéticos. Por ejemplo, Muller et al. (2016) estiman que abandonar por completo el uso de fertilizantes sintéticos en la Unión Europea daría lugar a una reducción del 18 % en las emisiones agrícolas totales (las emisiones agrícolas totales de la UE en 2016 fueron 0,925 Gt CO2-eq)
Erisman et al., (2008) estiman que el uso de nitrógeno podría reducirse en 40-60 Tg (Teragramos, o el equivalente a un millón de toneladas) por año mejorando la eficiencia del uso de nitrógeno. Bodirsky et al. (2014) proponen que una fertilización más eficiente (4 Rs) y un mayor uso de aportes de nitrógeno de origen biológico como estiércol y residuos de cultivos podrían reducir las pérdidas en el campo en 58 Tg de nitrógeno reactivo (0,69 Gt CO2e, o 1000 toneladas de CO2e). Con base en estas investigaciones, proponemos que las reducciones potenciales de 0,69 Gt CO2eq / año son razonables para la reducción de emisiones basada en un uso más eficiente de fertilizantes junto con un “mejor uso de otros flujos de N como el estiércol y las leguminosas para reducir la cantidad total de fertilizante necesario” (Griscom et al., 2017, p. 64). Como señalamos, esta es una estimación baja ya que no incluye las reducciones de emisiones por una menor producción de fertilizantes. Reducir la producción y el uso de fertilizantes sintéticos es una de las tres vías interconectadas para reducir las emisiones de óxido nitroso de la agricultura. Los cambios adicionales en la alimentación, el comportamiento y el estilo de vida del ganado podrían reducir aún más la producción y el uso de fertilizantes y, por tanto, las emisiones de óxido nitroso del sector agrícola, mejorarían la seguridad y soberanía alimentaria. En las siguientes dos secciones, describimos las reducciones de emisiones que se pueden lograr mediante cambios en las prácticas de producción ganadera, dietas saludables, incluido un menor consumo de carne y la limitación del desperdicio de alimentos.
Esta tesis realizada por Laura Rivas analiza cuál es el papel que desempeñan los óxidos de nitrógeno en el Cambio Climático, y los principales efectos que estos óxidos presentan en la salud humana y sus impactos en la salud Pública.
Este artículo realizado por Alejandro González y Anilla Carlsson por estudia la emisión de metano y óxido nitroso en la producción agropecuaria y cómo estos gases de efecto invernadero tienen potenciales de calentamiento mucho mayor al del dióxido de carbono.
Este documento elaborado por la Europea (UE) a través del Programa EUROCLIMA presenta buenas prácticas de adaptación desarrolladas en América Latina que han tenido un resultado favorable ante los cambios climáticos en la región, esto con el fin de compartirlas entre productores y técnicos del sector agrícola.
Enfoques de adaptación efectivos
Todas las NDC deben incluir información sobre las propuestas de adaptación. Para combatir la crisis climática es necesaria la adaptación y una mayor resiliencia sistémica para garantizar la seguridad alimentaria y promover la soberanía alimentaria. La seguridad alimentaria frente al cambio climático es un objetivo clave del Acuerdo de París, y los países y las comunidades locales necesitan apoyo urgente para hacer frente a los múltiples desafíos que se avecinan. Abogar por un enfoque de soberanía alimentaria, le ha permitido a los pueblos de América Latina, integrar debates claves en la región como la presencia de proyectos extractivos en los territorios. Así, la adaptación debe tener en cuenta las desigualdades preexistentes en los territorios.
Unas NDC ambiciosas e incluyentes debe incluir estrategias agrícolas que sean sensibles al género, apropiadas localmente y centradas en las personas. Los enfoques agroecológicos que fortalecen el conocimiento y el control de la naturaleza por parte de las comunidades locales (en particular las mujeres, y pueblos indígenas y afrodescendientes) ofrecen importantes beneficios para la resiliencia al cambio climático. Las diversas variedades de semillas locales pueden ayudar a las poblaciones locales a adaptarse a una variedad de condiciones climáticas. El uso de abono, estiércol y mantillo (abono orgánico) en lugar de fertilizantes nitrogenados sintéticos ayuda a las plantas a hacer frente a las lluvias tardías y a la sequía, puesto que aumenta la cantidad de materia orgánica y agua en el suelo. Este enfoque también reduce la escorrentía y la erosión de las fuertes lluvias o inundaciones. Estas técnicas también permiten a las comunidades rurales reducir su dependencia de las semillas compradas y los productos químicos intensivos en emisiones.
No existe una solución única para la adaptación. Las estrategias de adaptación efectivas siempre deben ser específicas al contexto, de acuerdo con la ubicación, topografía, clima, biodiversidad, economía local, cultura y dietas de cada comunidad. Este nivel de detalle específico es difícil de capturar en una NDC; sin embargo, en los mejores casos, estas deben indicar la importancia de utilizar estrategias de adaptación basadas en la comunidad, en factores locales y conocimiento local. La NDC debe proporcionar mecanismos de consulta que puedan basarse en la experiencia, las percepciones y el conocimiento de los miembros de la comunidad que están en riesgo de sufrir impactos climáticos. Las estrategias para desarrollar las capacidades y oportunidades para que las comunidades vulnerables, especialmente las mujeres, participen en el desarrollo de planes de adaptación aumentarán la efectividad de los procesos de adaptación.
Las técnicas agroecológicas permiten la adaptación de los cultivos y una mayor resiliencia. Esto incluye la resiliencia económica de las poblaciones. La diversificación económica también protege contra los impactos climáticos extremos y fortalece la seguridad alimentaria. Si el rendimiento de un cultivo en particular sufre una sequía, los agricultores pueden garantizar la producción de alimentos confiando en otros cultivos más resistentes.
La agroecología fortalece la autonomía de los pequeños agricultores al robustecer la capacidad para salir de la pobreza. A la vez, esta práctica promueve la producción agrícola de calidad y diversificada, ajustada a un territorio, sus recursos naturales, clima, ecosistema, así como el conocimiento de las poblaciones locales. De hecho, los pequeños productores no están obligados a depender de costosas provisiones externas, ya sean insumos, semillas o incluso la producción agrícola por contrato.
Un estudio de la FAO muestra que casi todos los países en desarrollo han propuesto acciones de adaptación en la agricultura en la primera revisión de sus NDC. Sin embargo, estas contribuciones iniciales a menudo no especifican qué tipo de modelo agrícola se priorizará.
Las NDC deben incluir políticas agroecológicas centradas en la adaptación y destacar los co-beneficios de la mitigación. Incluso si los programas agroecológicos específicos no se detallan en la NDC, es importante que esta señale los enfoques agroecológicos, la adaptación a las circunstancias locales y la consulta con la población local. Las estrategias de adaptación en el sector agrícola son uno de los elementos más importantes de una NDC de gran ambición. Las NDC deben establecer las transiciones del sistema alimentario nacional hacia la agroecología, prestando especial atención a los pequeños agricultores y las comunidades locales.
La NDC debe tener como objetivo garantizar la seguridad alimentaria de los más pobres y preservar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras. Un enfoque holístico es esencial para comenzar esta transición.
Los beneficios de la agroecología son cada vez más conocidos y compartidos en todos los niveles, incluyendo a los donantes internacionales. La mención de la agroecología en la NDC proporciona un punto de partida para el financiamiento potencial a través de bancos de desarrollo y otros donantes bilaterales o multilaterales y da una señal clara de que se necesitan enfoques integrados para abordar el cambio climático. La falta de un enfoque integrado de políticas para la agroecología puede frenar la difusión de estas prácticas. El marco de políticas debe ir más allá de los enfoques centrados únicamente en proyectos individuales, iniciativas aisladas o prácticas seleccionadas. Este marco requiere la reconsideración de nuestro sistema actual de agricultura industrial y el control por parte de los principales interesados en la agricultura industrial.
Este documento del Banco Interamericano de desarrollo presenta diferentes casos exitosos de adaptación de sistemas agrícolas familiares al cambio climático en América Latina con el objetivo de fortalecer los sistemas de conocimiento e innovación del sector agropecuario.
Este documento desarrollado por la agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) incluyó la recopilación y sistematización de lecciones aprendidas en taller de gestión del conocimiento sobre agricultura resiliente al cambio climático para contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional y el derecho a la alimentación en América Latina y El Caribe, realizado en Bolivia en el 2018.
Secuestro de carbono del suelo
El secuestro de carbono del suelo en tierras agrícolas ha recibido mucha atención en los círculos de la ciencia y las políticas climáticas (Frank et al., 2017; Paustian et al., 2016; Smith, 2016). Existen muchas razones agronómicas y de adaptación climática para aumentar el contenido de carbono de los suelos. El aumento del carbono del suelo puede mejorar la resiliencia y la capacidad de adaptación. El carbono orgánico del suelo está asociado con una mayor fertilidad del suelo y mayores rendimientos, lo que también aumenta los ingresos de los agricultores. Los suelos más ricos en contenidos de carbono orgánico del suelo tienen mejor capacidad de infiltración, pueden retener más humedad y almacenarla durante períodos más prolongados de sequía (Gaudin et al., 2015; Kaye y Quemada, 2017). Con una mejor estructura del suelo y un mayor contenido de materia orgánica, los suelos retienen más nutrientes, lo que mejora la biodisponibilidad de esos nutrientes. Todas estas propiedades aumentan la resiliencia de los sistemas agrícolas.
El secuestro de carbono del suelo también se considera importante por su potencial de mitigación. Sin embargo, cuantificar los beneficios de la mitigación del secuestro de carbono del suelo es desafiante y polémico. Los aumentos en el carbono del suelo pueden no ser permanentes. La capacidad de sumidero de carbono del suelo es finita: existen límites a la cantidad total de carbono que los suelos pueden secuestrar, así como límites a la cantidad de carbono secuestrado en un período de tiempo determinado. Los suelos desgastados inicialmente pueden absorber carbono a un ritmo más rápido, pero ese ritmo disminuye con el tiempo hasta la saturación. Las prácticas agrícolas que aumentan la materia orgánica del suelo generalmente tienen un impacto positivo en el almacenamiento de carbono. Sin embargo, aún no se comprende cómo las prácticas agrícolas pueden contribuir al almacenamiento de carbono, o la liberación de carbono del suelo a la atmósfera.
Por estas razones de reversibilidad y saturación del sumidero (suelo), las NDC que afirman como objetivo aumentar el carbono del suelo deben evaluarse cuidadosamente. Es un buen objetivo aumentar el carbono en los suelos agrícolas. Sin embargo, el valor principal del carbono del suelo es para propósitos de adaptación y resiliencia, y no tanto para el potencial de mitigación. Adicionalmente, las afirmaciones de que los niveles de carbono del suelo se pueden monetizar y convertirse en la base de los sistemas de comercio de créditos de carbono también deben examinarse críticamente.
En conclusión, las opciones de secuestro pueden “beneficiar al medio ambiente y hacer que los ecosistemas sean más resilientes a eventos climáticos extremos […] El secuestro de Gases de Efecto Invernadero nunca igualará la reducción de emisiones, ya que no hay forma de garantizar la permanencia e irreversibilidad del secuestro. El objetivo es, por tanto, retener/mantener la sostenibilidad del carbono [del suelo] sabiendo que dicho secuestro no es permanente” (CCFD-Terre Solidaire, 2018).
Este artículo realizado por Hernán Burbano se resalta el papel que tiene el suelo en la mitigación para el cambio climático, por su potencialidad de almacenar carbono a la vez que se destaca una iniciativa mundial para manejar el suelo en función de crisis climática.
En este artículo José Antonio Benjamin y Omar Masera describen el proceso de captura de carbono en los ecosistemas forestales y su relación con el cambio climático.
Este artículo realizado por Marco Sandoval, Neal Stolpe, Erick Zagal, Mariane Mardones y Julio Junod expone la importancia actual que se otorga al secuestro de carbono con relación al efecto invernadero y la influencia que tiene la agricultura en este proceso, así como la liberación de carbono orgánico del suelo en el marco del cambio climático.
Titulación de tierras y seguridad
El progreso hacia los derechos a la tierra es necesario y debe mencionarse en las NDC. La titulación de tierras y la seguridad pueden tomar diferentes formas dependiendo de la legislación nacional, las leyes consuetudinarias locales y las reformas agrarias pasadas y futuras. La demarcación de territorios indígenas es un paso importante hacia un uso ecológico de los territorios. La obtención de títulos de propiedad y la garantía de los derechos de tenencia son necesarios para enriquecer la tierra de manera sostenible y lograr una cantidad y calidad de producción suficientes.
El derecho a la tierra es un requisito previo para el desarrollo de la agroecología. Los enfoques agroecológicos pueden implicar una reforma agraria redistributiva. La aclaración del concepto occidental de derechos de propiedad es una posible solución, pero no es la única y es necesario tener en cuenta factores históricos específicos de su situación nacional. El marco legal dominante permite establecer los derechos a la propiedad de la tierra individuales y, en ocasiones, colectivos. Sin embargo, este enfoque también fomenta la inversión; los que tienen recursos compran tierras, los que carecen de recursos venden sus tierras. Es necesario considerar las prácticas y los sistemas consuetudinarios y colectivos, al tiempo que se comprende y se corrige la discriminación contra ciertos grupos, incluidas las mujeres. También es necesario examinar los modelos de gobernanza. El objetivo es garantizar que la propiedad colectiva y el papel social y cultural de la tierra y el agua se integren en las políticas y reformas agrarias y territoriales. Consulte en nuestra página web la sección de “Derechos sobre la tierra” para obtener información más detallada sobre los enfoques basados en derechos en la agricultura y la silvicultura que pueden ayudar a desarrollar la resiliencia y contribuir a una NDC de gran ambición.
Este documento realizado por OXFAM presenta algunas cifras de la desigualdad en el acceso a la tierra en américa latina y la importancia de abordar este tema para tratar temas alrededor de la violencia, la democracia y la seguridad alimentaria.
Este manual desarrollado por la red de soberanía alimentaria Nyéléni tiene como objetivo proporcionar conocimientos prácticos sobre instrumentos que sirvan para fortalecer las luchas por la defensa de la tierra a nivel local.
¿Qué esperar?
- ¿Su NDC analiza la agroecología y los enfoques de producción agroecológica?
- Si se menciona la agroecología, ¿se respeta también la dimensión socioeconómica?
- ¿La NDC promueve un enfoque basado en derechos?
- ¿La sección agrícola de la NDC está construida de manera participativa?
- ¿La NDC analiza qué políticas se utilizarán para lograr las transiciones agroecológicas?
- ¿La NDC incluye financiamiento directo para grupos de agricultores y soluciones agroecológicas?
- ¿La NDC aborda los sistemas de apoyo para los agricultores, por ejemplo, servicios de extensión y acceso a recursos educativos?
Recursos adicionales
- En 2019, el Panel de Expertos de Alto Nivel del Comité de Seguridad Alimentaria publicó un informe en inglés sobre enfoques agroecológicos.
- Impactos del cambio climático en la agricultura de Centro américa, estrategias de mitigación y adaptación
- El cambio climático y la producción agrícola
- El cambio climático y la tierra. Informe especial del IPCC sobre el cambio climático, la desertificación, la degradación de las tierras, la gestión sostenible de las tierras, la seguridad alimentaria y los flujos de gases de efecto invernadero en los ecosistemas terrestres
Recursos de la biblioteca
Sistemas alimentarios
- Planificación para la adaptación al cambio climático en la agricultura
- Alimentación y efecto invernadero
Agroecología
- Alternativas agroecológicas a la producción ganadera industrial